La belleza es un concepto subjetivo, que varía de persona a persona, según la cultura y según la época. Pero la realidad es que, aunque los cánones de belleza (conjunto de características que una sociedad considera convencionalmente como atractivas) cambien según la época, hay rasgos, como gozar de una piel lisa, joven y sin arrugas, unos pómulos marcados, una nariz recta y un cuello esbelto, que nunca pasan de moda.
En este artículo, profundizamos sobre cómo impacta el aspecto físico en la confianza y la percepción que tenemos de nosotros mismos, y cómo la cirugía estética no solo logra un cambio físico, sino que también puede mejorar el bienestar emocional de los pacientes. Para ello hemos contado con la experiencia del Dr. Ramón Terré, referente internacional en cirugía estética y galardonado como mejor cirujano de rinoplastia en España en 2022.
¿Cuáles son los motivos más comunes para recurrir a la cirugía estética?
Según la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), en España se realizan más de 204.000 intervenciones de cirugía estética al año, un 215% más de las que se realizaron en 2014. Los tratamientos y cirugías faciales ocuparon en 2022 la segunda posición (23,7%), siendo solo superados por la demanda de las cirugías de pecho (52,6%).
Entre las razones por los que los pacientes recurren a la cirugía estética, hay dos muy diferenciadas, aquellas personas que optan por la cirugía reconstructiva tras un accidente o tras padecer ciertas enfermedades, y aquellas personas que optan por someterse a un tratamiento de cirugía estética con el objetivo de sentirse cómodos con su cuerpo.
Los factores externos, tanto culturales como sociales, desempeñan un papel más importante de lo que pensamos en la forma en la que percibimos nuestro atractivo físico y el de los demás. Es imposible no dejarse influenciar por la cultura en la que vivimos. Las imágenes idealizadas que vemos en revistas, televisión y redes sociales crean expectativas poco realistas sobre cómo deberíamos lucir. Y esto, en última instancia puede llevar a la comparación constante y afectar negativamente la autoestima.
Beneficios de los tratamientos de estética en la salud mental
Nuestro aspecto físico y nuestra salud mental están intrínsecamente conectados. Y es que, en ocasiones, el descontento con la apariencia física puede llegar a ser tan abrumador que influye significativamente en los pensamientos, comportamientos, autoimagen y motivaciones de la persona.
Mientras que una imagen corporal positiva puede ayudar a aumentar la autoconfianza, una imagen corporal negativa puede dificultar que nos sintamos seguros de nosotros mismos. Estudios demuestran que una baja autoestima relacionada con la imagen corporal puede llevar a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
La dismorfia corporal, la vigorexia, la anorexia, la bulimia o la dismorfofobia son trastornos psicológicos caracterizados por una fuerte preocupación por la imagen corporal. La obsesión por la apariencia física puede llevar a comportamientos obsesivo-compulsivos que ocupan mucho tiempo en la vida de estas personas, a que limiten sus interacciones sociales, a su capacidad de concentrarse en tareas complejas y a muchos otros aspectos de su día a día.
Gracias a la evolución en los procedimientos y los tratamientos de cirugía estética, es posible cambiar la apariencia de la anatomía facial, corporal, eliminar aquellos pequeños defectos estéticos, y, en definitiva, obtener una mayor armonía facial y corporal, o un aspecto más juvenil en tan solo unas horas. Pero también hay que tener unas expectativas realistas en cuanto a los resultados de dichas cirugías y, por supuesto, trabajar a su vez otros aspectos como la autoestima y la aceptación.
Aprender a valorarnos y aceptarnos tal y como somoses el paso más importante hacia la construcción de una autoestima sólida. La clave reside en cultivar una mentalidad positiva hacia nosotros mismos y los demás, reconociendo que la belleza viene en muchas formas y tamaños. Corrientes y movimientos como el bodypositive celebran una visión positiva del cuerpo, independientemente de su tamaño, peso o apariencia, poniendo de relevancia otros aspectos más importantes en la vida de las personas como el amor propio, la confianza y la seguridad en uno mismo.